No me preguntes para dónde voy,
que siempre voy para mi casa,
allá mis manos son como un lápiz de madera,
la energía acumula lentos movimientos,
mis ojos lloran jugo de aceituna,
y mi alma viaja hace dos mil años…
No me preguntes para dónde voy,
que siempre voy para mi casa,
allá mis manos son como un lápiz de madera,
la energía acumula lentos movimientos,
mis ojos lloran jugo de aceituna,
y mi alma viaja hace dos mil años…